domingo, 15 de abril de 2012

Republicanos en la memoria


MIRADA ALREDEDOR

Republicanos en la memoria

Juan José Ruiz Molinero | Actualizado 14.04.2012 - 01:00
HOY, 14 de abril, aniversario de la II República Española, cuyos aciertos incuestionables en la regeneración cultural y democrática de España tuvieron también errores que se aliaron con las apetencias totalitarias de los sublevados, que no dudaron en emplear las técnicas más sanguinarias, atroces y terroríficas conocidas como 'crímenes contra la Humanidad' para aniquilar a un régimen legalmente constituido y a sus defensores, es oportuno volver a la 'memoria histórica', entre otras cosas porque nunca, en lo que llevamos de restauración democrática, la hemos afrontado con rigor, valentía y, sobre todo, con un deber de conciencia y justicia por tantas víctimas inmoladas.

Estos días la Universidad de Granada está celebrando unas jornadas sobre la República, tema digno de análisis y reconocimiento a la gente que sufrieron destierros y asesinatos por defenderla. Recordaba el pasado 31 de julio, con motivo del 75 aniversario del fusilamiento del ingeniero Juan José Santa Cruz, aquella ignominiosa muerte, como tantas otras, tras un burdo juicio sumarísimo que lo condenó, junto a otras tres víctimas -Virgilio Castilla, presidente de la Diputación, y dos sindicalistas- símbolo de aquellos nefastos días donde se asesinaron a millares de ciudadanos.

En estas jornadas, la Universidad ha rendido homenaje a su rector fusilado, el salmantino Salvador Vila, un intelectual alumno de Unamuno, cuya formación se completó en Berlín y que tras pasar por distintos cargos académicos en diversos lugares del país ganó la cátedra de Cultura Árabe en 1930 en la universidad granadina, en la que era rector en el golpe militar de 1936. Aunque estaba en Salamanca, se le detuvo allí y se le trasladó a Granada para fusilarlo en Víznar, como cuenta su biógrafa, la profesora de Literatura Árabe de la URG Mercedes del Amo. Estos hombres y mujeres tienen que formar parte de la memoria de una ciudad y de un país. Homenaje personal y colectivo a los republicanos que perecieron por defender sus ideas y sus principios o simplemente por estar marcados por el odio irracional de los exterminadores.

No se trata, a estas alturas, de polemizar sobre qué goznes podría girar la estructura del Estado español en el futuro, sino de rendir homenaje a los hombres y mujeres republicanos, mártires del pueblo que merecen todo nuestro respeto -no sólo las figuras preclaras y universales, caso de Lorca, Machado o Miguel Hernández, entre tantas otras-, sino de intelectuales, políticos, ciudadanos que exigen salir de su anonimato y de su olvido inconcebible, aunque sean cosas más acuciantes las que ocupen nuestras preocupaciones colectivas en estos momentos de dificultades, peligros y patadas a derechos, bienestar, equidad y justicia, en un gravísimo retroceso a cavernas pretéritas que debemos rechazar con firmeza.

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